Hace unos días escuché en la radio camino al
trabajo a un juez emérito, que la justicia no es justa, elemental, creo que ya
lo sabemos muchos y lo comprobamos con estupor, rabia y en ocasiones, hasta sin
inmutarnos.
Ni la justicia humana, ni la divina.
Los que hace décadas luchamos convencidos de
lograr un mundo mejor en nuestro país básicamente y por ende en el universo,
logramos algunas mejoras sustanciales en los derechos de muchos colectivos:
trabajadores, desfavorecidos y hasta una mayor equidad entre la sociedad.
Cuando se empezó a hablar de la “crisis” y
aplicaron muchos recortes avalados por nuestros representantes políticos,
sindicales y otros tantos, muchos pensábamos: esto no puede ser cierto y sobre
todo el origen de este desastre que otros expertos en la materia lo saben
comunicar mucho mejor que yo, en gran parte es debido a los muchos millones de
euros que no pesetas, que directamente han robado muchos, que ahora vemos
sentados en banquillos en los juzgados y que no devuelven nada, que digo yo que
aunque repusieran la mitad de lo sustraído, como son tantos, llenarían de nuevo
muchas arcas, entre ellas la de las pensiones y no habría necesidad de retrasar
la jubilación, los jóvenes tan superpreparados académicamente, trabajarían con
muchísima ilusión y los pensionistas a vivir el júbilo después de 40 años
cotizados.
Y muchos servicios y ayudas sociales que están
legislados y que no se llega al final del proceso, es decir, a cobrar lo que
por derecho otorga la ley, volverían a ser una realidad.
Y en Sanidad, mejorarían tantas cosas que
hemos vivido y no soñado: fomentar la prevención, ir al médico y no verle
estresado y que se te olvide incluso a lo que ibas y que no te regañe, esas
listas de espera para las que te dan una web eso sí y un número para que veas
lo que te falta para una prueba o intervención quirúrgica y que no se enteran
ni los que la han hecho, lo que se viene a llamar humanización, que los
profesionales lo tenemos grabado a fuego, a la que se le podría dotar de
recursos económicos y todos, profesionales y usuarios/pacientes, tan contentos.
Y la Educación: ¿qué pasó con esas aulas de 22
alumnos que ahora son de 33? El fracaso escolar es responsabilidad de…¿fácil
verdad?.
Por último, los Servicios Sociales, a los que
todos los ciudadanos en algún momento de
la vida podemos tener que recurrir y para lo que cotizamos los trabajadores en
activo, ni están casi ya, ni se les espera.
Y no es justo y no hacemos nada o casi nada,
los de mi edad ya cansados y la mayoría resignados a vivir con lo que ganamos y
que no se te ocurra quejarte, el repertorio de acusaciones y réplicas te hace
sentir una insolidaria.
Los jóvenes, que tienen asumidos vivir con y
de sus padres y/o abuelos y venga a estudiar Máster tras Máster y a saber, si
se incorporan alguna vez al mundo laboral, si tanta sapiencia les servirá en su
puesto de becario y ya ni “mileurista”.
En las próximas elecciones solo votaré al
partido que restaure la jubilación a como la teníamos hace pocos años, prejubilación
a los 60 o 61, pero de manera clara y sin rodeos y que favorezca trabajar a los
que aún no se han estrenado y son unos crack.
¡Y qué alegría que la supervivencia aumente! y
haya más pensionistas, oye que el que quiera seguir trabajando tampoco hay que
obligarle a que lo deje si mantiene unos mínimos mentales y físicos, porque
alguien me explique en lenguaje básico, por qué hay gente prejubilada desde los
53 años, otros a los 60 y a otros nos obligan a los 65, a pesar de muchos más
años cotizados de los que piden.
Lo de la explicación básica no quiere decir
que nos suelten las típicas trolas, algo así como población activa (que la
potencien y no la exploten) y población pasiva idem de idem.
Ha sonado el despertador…..