miércoles, 7 de febrero de 2018

SOBRE LA JUSTICIA





Hace unos días escuché en la radio camino al trabajo a un juez emérito, que la justicia no es justa, elemental, creo que ya lo sabemos muchos y lo comprobamos con estupor, rabia y en ocasiones, hasta sin inmutarnos.

Ni la justicia humana, ni la divina.

Los que hace décadas luchamos convencidos de lograr un mundo mejor en nuestro país básicamente y por ende en el universo, logramos algunas mejoras sustanciales en los derechos de muchos colectivos: trabajadores, desfavorecidos y hasta una mayor equidad entre la sociedad.

Cuando se empezó a hablar de la “crisis” y aplicaron muchos recortes avalados por nuestros representantes políticos, sindicales y otros tantos, muchos pensábamos: esto no puede ser cierto y sobre todo el origen de este desastre que otros expertos en la materia lo saben comunicar mucho mejor que yo, en gran parte es debido a los muchos millones de euros que no pesetas, que directamente han robado muchos, que ahora vemos sentados en banquillos en los juzgados y que no devuelven nada, que digo yo que aunque repusieran la mitad de lo sustraído, como son tantos, llenarían de nuevo muchas arcas, entre ellas la de las pensiones y no habría necesidad de retrasar la jubilación, los jóvenes tan superpreparados académicamente, trabajarían con muchísima ilusión y los pensionistas a vivir el júbilo después de 40 años cotizados.

Y muchos servicios y ayudas sociales que están legislados y que no se llega al final del proceso, es decir, a cobrar lo que por derecho otorga la ley, volverían a ser una realidad.

Y en Sanidad, mejorarían tantas cosas que hemos vivido y no soñado: fomentar la prevención, ir al médico y no verle estresado y que se te olvide incluso a lo que ibas y que no te regañe, esas listas de espera para las que te dan una web eso sí y un número para que veas lo que te falta para una prueba o intervención quirúrgica y que no se enteran ni los que la han hecho, lo que se viene a llamar humanización, que los profesionales lo tenemos grabado a fuego, a la que se le podría dotar de recursos económicos y todos, profesionales y usuarios/pacientes, tan contentos.

Y la Educación: ¿qué pasó con esas aulas de 22 alumnos que ahora son de 33? El fracaso escolar es responsabilidad de…¿fácil verdad?.

Por último, los Servicios Sociales, a los que todos  los ciudadanos en algún momento de la vida podemos tener que recurrir y para lo que cotizamos los trabajadores en activo, ni están casi ya, ni se les espera.

Y no es justo y no hacemos nada o casi nada, los de mi edad ya cansados y la mayoría resignados a vivir con lo que ganamos y que no se te ocurra quejarte, el repertorio de acusaciones y réplicas te hace sentir una insolidaria.

Los jóvenes, que tienen asumidos vivir con y de sus padres y/o abuelos y venga a estudiar Máster tras Máster y a saber, si se incorporan alguna vez al mundo laboral, si tanta sapiencia les servirá en su puesto de becario y ya ni “mileurista”.

En las próximas elecciones solo votaré al partido que restaure la jubilación a como la teníamos hace pocos años, prejubilación a los 60 o 61, pero de manera clara y sin rodeos y que favorezca trabajar a los que aún no se han estrenado y son unos crack.

¡Y qué alegría que la supervivencia aumente! y haya más pensionistas, oye que el que quiera seguir trabajando tampoco hay que obligarle a que lo deje si mantiene unos mínimos mentales y físicos, porque alguien me explique en lenguaje básico, por qué hay gente prejubilada desde los 53 años, otros a los 60 y a otros nos obligan a los 65, a pesar de muchos más años cotizados de los que piden.

Lo de la explicación básica no quiere decir que nos suelten las típicas trolas, algo así como población activa (que la potencien y no la exploten) y población pasiva idem de idem.


Ha sonado el despertador…..








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